Los hechos son los hechos y el Real Madrid no realizó un buen encuentro ante el Partizan. Comenzó mal, cediendo el rebote, sin fortuna en ataque y sobre todo, sin la intensidad característica de este gran equipo. Pero aún así, los blancos aguantaron el tirón y gracias a un buen tercer cuarto remontaron el encuentro llegando al tramo final con opciones de victoria. Una victoria que se esfumó, sin embargo, por una actuación arbitral que no estuvo a la altura de un choque de estas características. Pese a la derrota, los blancos piensan en positivo –más vale un tropiezo ahora que más adelante-. Llull, con diecinueve puntos, fue el máximo anotador de los blancos en esta noche amarga.
La Sala Pionir, uno de los pabellones míticos de Europa, esperaba con ganas al Real Madrid en la segunda jornada de la máxima competición europea. Después de la derrota en Estambul ante el Efes Pilsen, el Partizan afrontaba el choque ante los de Plaza con el ánimo de conseguir su primera victoria en Euroliga ante su público. Un público que abarrotó las gradas del pabellón para recibir al equipo más laureado del continente, el Real Madrid. El conjunto blanco, que había comenzado la competición con una victoria, llegaba a Belgrado con la intención de sumar un nuevo triunfo que le mantuviera en los puestos altos de la clasificación. Pero a tenor de cómo arrancó el encuentro, se intuía que esta victoria iba a costarle muy cara al Real Madrid. El Partizan de Dusko Vujosevic dominó el encuentro en su primera mitad, imponiendo su ritmo y superando a su rival en todas las facetas del juego. Y es que el cuadro madridista no rindió al nivel esperado en este inicio, mostrándose muy fallón en ataque y sin intensidad en defensa. Los errores del Madrid, unido al acierto de los locales de cara a canasta, puso al Partizan ocho puntos arriba al término del primer acto (21-13), con un 0/5 en triples para los blancos. El rebote era del Partizan en su totalidad. Al Madrid le faltaban centímetros en la pintura y eso hacía mucho daño a los de Plaza. Mumbrú intentó contrarrestar esto imprimiendo intensidad al juego de los suyos. De hecho, el catalán contagió a sus compañeros, que a partir de ese momento estuvieron más atentos a cada jugada. Así, poco a poco, el Madrid fue recortando distancias con su rival, con un acertadísimo Sergio Llull de cara a canasta. Quinton Hosley le dio el relevo al base menorquín y se encargó, él solito, de empatar el partido en el minuto 21 (45-45). El Real Madrid parecía resurgir y Felipe Reyes y Bullock ratificaron la mejoría, logrando hasta ocho puntos de ventaja sobre el Partizan, que se encontraba tocado tras la remontada blanca (47-55). La actuación arbitral, sin embargo, comenzó a tomar protagonismo. De la mano de los colegiados, que vieron donde no había e ignoraron lo evidente, el Partizan cogió de nuevo aire e igualó el choque a falta de cinco minutos para el final. La desesperación en los blancos iba in crescendo, y más cuando los árbitros no pitaron ni una de las múltiples faltas a las que fue cosido Felipe Reyes. A todo esto, el Partizan se creció y llegó al último minuto con seis puntos de ventaja tras un triple de Tepic –los de Vujosevic encontraron su mejor arma en el tiro exterior-. Ante tal situación, el Madrid no pudo hacer más que morir en el intento. El Partizan, sin embargo, no dejó escapar la victoria y rompió el maleficio de doce partidos seguidos sin ganar a los blancos. La próxima semana, el Real Madrid afrontará el choque más importante de esta primera fase. Será ante el CSKA de Moscú en Vistalegre, una buena oportunidad ante el actual campeón de la competición de resarcirse de esta amarga derrota.
FICHA TÉCNICA